Este es el rio de ínfimo caudal que, encementado de triste y mala manera, recorre Medina. Sólo vi algo equiparable en horripilitud, y fue el cauce del rio Tijuana, en Tijuana, frontera México-Estados Unidos:
Aunque en contadas ocasiones lleva agua y da hasta sustos:
Y a pesar de todo ciertos cineastas, gracias a la influencia de la Semana de Cine, se han atrevido a sacarle un partido al cutre-rrio:
En mi casa se superó el monopolio de las galletas maría dorada (que yo engullía por veintenas) en los desayunos con la introducción de repostería local, concretamente magdalenas y mojicones de la conocida empresa local:
"Pastas casado" llenaba de un característico denso aroma a mantequilla nuestros veranos en la piscina municipal. Y también llenaba las peñas de nuestros padres con bandejas y cajas de pastas rotas e impresentables en el mercado que conseguían los lugareños casi regaladas. Más tarde, con la adolescencia y los primeros campamentos de la mano de Chema puedo afirmar que nos hartamos de zampar todo tipo de variedades de la marca, desde brazos de gitano, a pastelitos y cookies varias. Siempre me sorprendió encontrar productos de la marca en sitios tan distantes como Benidorm o Madrid. Yo pensaba que las magdalenas se hacian en y para Medina. Pero ahora compruebo con asombro que los productos Casado se comen en todo el mundo, o al menos en Pakistán, de donde es este anuncio, con unas maganíficas frases en macarrónico español con recuerdos de Terminator y una musica riquimartinera que no tiene desperdicio
A partir de ahora comeré las magdalenas y mojicones en plato y con cuchillo y tenedor...