ESCAPADA A CAPE TOWN

Vista panorámica de Ciudad del Cabo con el imponente Table Mountain como brutal telón de fondo. Los rascacielos del centro comercial quedan minimizados respecto a la impresionante y abrupta montaña. La ciudad es tranquila, moderna, agradable y repleta de edificios bajos que te dejan disfrutar del cielo y de las nubes que a modo de mantel a veces cubren la montaña...

Bueeeeno. Pues después de tres semanas encerrada en esta burbuja que es Stellenbosch, ayer sábado 10 de Marzo me armé de valor e información y tomé el tren que desde Stellenboschs lleva a Ciudad del Cabo - Cape Town - CPT. Ya he contado antes que en Sudáfrica el transporte público brilla por su ausencia. Cuando pregunté nadie de aquí había tomado jamás el tren y a pesar de todo me lo desaconsejaban porque "puede ser peligroso para ti". Obediente y confiado intenté buscar otros medios. Pregunté en la oficina de turismo de Stellenbosch y ellos me "ofrecían" una especie de servicio de taxi que me llevaba y me traía discrecionalmente por unos 400rands (40€). El billete de tercera clase de ida y vuelta en tren cuesta 14rands (1,5€).

A la izquierda, foto del vagón de primera clase y a la derecha, fotos de los vagones de tercera. La precaria equipación, mantenimiento y difusión del tren denota que es un transporte que no usan las clases pudientes

De acuerdo que quizá sea un poco lento (tarda una hora y diez minutos en cubrir unos 50Km y haciendo varias paradas), de acuerdo que yo era el único blanco de todo el tren y de acuerdo que el último tren de regreso es a las 17.30h. Pero bueno, a lo que voy, que es barato, y que el único problema con el tren es que es usado mayoritarísimamente por las clases medias-bajas y bajas de Sudáfrica, es decir, negros y criollos que no tienen coche. Y eso, no por racismo sino por clasismo, acojona un poco al principio (la pobreza siempre acojona y es un miedo de clase: yo rico te temo a ti pobre independientemente del color de tu piel).

La estación de trenes, unida a la de buses, está en el mismísimo centro financiero de Cape Town. Se puede pasear entre discretos rascacielos y calles peatonales que, al menos los sábados, están repletas de tenderetes y pequeños mercadillos. Primeras impresiones: se ven muchos mas negros y mas humildes que en Stellenbosch. Quiero mirar tranquilamente mi plano de la ciudad para planificar un poco mi visita ¿Porqué no encuentro ningún café en lo que parece el centro neurálgico de la ciudad? Tras patear un poco decido ir a solazarme a los jardines mas antiguos de Sudáfrica, plantados por los primeros conquistadores holandeses hace unos cuatro siglos. Al salir de estos estupendos jardines de entro de nuevo en una ciudad vacía de gente y coches ¿dónde está la gente ociosa un sábado por la mañana?

Cape Town
12 a.m.
Saturday
Where is the people?

Después de pesear por centro un buen rato decido ir a comer algo. Me he propuesto probar algo típicamente sudafricano en algún buen restaurante en plan "¡porque yo lo valgo!". En mi guía de turista leo algo sobre sobre que los muelles de la ciudad han sido millonariamente reformados y que ahora esa antigua y deprimente zona se ha convertido en un coqueto espacio con restaurantes y cafeterías. Después de andar un ratito llego al Victoria & Albert Waterfront.

Y ahora si, encuentro un lugar atestado de gente. Turistas y propios del lugar se abarrotan en una especie de macrocentro comercial y de ocio de tamaño impresionante y notable vitalidad. Digamos que este lugar se ha convertido en el centro neurálgico de Ciudad del Cabo pues allí hay varias decenas de buenos restaurantes, tiendas, actuaciones, etc. El lugar es algo asi como una mezcla entre O Parque das Naçoes de Lisboa (Portugal), el Malecón 2000 de Guayaquil (Ecuador), el Puerto Olímpico o el recinto del Forum en Barcelona. En definitiva, si quieres hacer vida social en Cape Town, necesitas pasarte por el Waterfront. Después de pasear por los muelles, el rompeolas, la antigua prisión y de ver las focas decidí sentarme una terracita de buenas vistas y zamparme un filetazo de avestruz (para mi tosco paladar el gran pájaro sabe como a pollo con textura de cordero-?-).

Después, un breve paseíto por el resto de instalaciones del increíble lugar (tienen un bar construido en hielo, paseos en helicóptero y en barco, librerías, hoteles de lujo y un mercado de cosas esotéricas donde recibir masajes hindús o hacerte una foto del aura con informe completo del estado de la misma por sólo 30€) vuelta a la estación de trenes. A la entrada, y por cuarta vez en el día y debido quizá a mi pinta de turista, me veo acosado por un par de tipejos que me piden dinero u ofrecerme drogaína o no se qué. Reacción: dar voces y acelerar el paso mientras el corazón hace pum-pum-pum e intentas mostrar una dignidad que en ese momento no tienes.

Con todo ha sido un día estupendo y lleno de reflexiones que ya iré escribiendo por aquí.

De entre ellas, la principal es la sensación (no grave) de discriminación y extrañeza que he sentido "yo, como hombre blanco" en espacios dominados por negros. Quizá me metí donde no debía. El caso es que en México, yo, como blanco-güero, también era discriminado algunas veces pero con un balance favorable a mi a la hora de conseguir cosas. Es decir, si, yo era el pinche güero que podrido de plata se la pasaba viajando, gastando y disfrutando mientras que el pobre indígena esta bien jodido. Pero al fin y al cabo el pinche güero era tristemente tenido como "alguien a respetar", no sabría decir si por el estatus de su aspecto o por su dinero. En cambio aquí los negros no son como el sumiso indígena o criollo mexicano. Se rebelan ante las heridas de las injusticias pasadas y presentes y no ocultan los hilos de la tensa calma racial que aún se respira en este país.